Manuel Pinheiro Chagas (1842-1895) fue un destacado político, periodista, historiador, traductor, dramaturgo y novelista portugués. Su multifacética carrera le permitió dejar una huella significativa en diversas áreas de la cultura y la sociedad de su tiempo.
En 1908, la revista Mala da Europa propuso erigir un monumento en la Avenida da Liberdade de Lisboa en memoria de esta figura casi olvidada.
De la mano de Costa Motta (tío), el busto de bronce de Chagas se sitúa en lo alto de un pilar adornado con una corona.
A ras de suelo, se alza una figura femenina de bronce que representa a Leonor, la protagonista de su popular obra A Morgadinha de Val-Flor (La Heredera de Val-Flor).
A Morgadinha de Val-Flor (La Heredera de Val-Flor) es un drama en cinco actos que narra el romance entre Leonor, una noble de Val-Flor, y Luis, un humilde pintor.
En resumen, se enamoran, pero pronto se dan cuenta de la imposibilidad de su unión debido a sus clases sociales tan marcadamente diferentes.
La obra se clasifica como ultrarromántica, acentuando ideales del romanticismo, como la subjetividad y la exaltación de la emoción.
Su popularidad como novelista quedó patente tras un plebiscito literario promovido en 1884 por la revista O Imparcial de Coimbra, que situó a Pinheiro Chagas como el segundo escritor portugués más notable de la época.
Pinheiro Chagas también tuvo éxito como político. Tras ocupar numerosos cargos políticos, en 1892 se le concedió el título de Par del Reino, el más alto estatus aristocrático fuera de la dinastía reinante, designado por el rey.
Sin embargo, no faltó oposición a sus opiniones políticas y a su estilo artístico. Políticamente, esto se manifestó en una agresión física que sufrió a la salida del Parlamento en 1888 por parte de un anarco-comunista llamado Manuel Pinto.
En el ámbito del arte, surgió una larga controversia entre el estilo establecido del romanticismo y el emergente estilo del realismo. Este enfrentamiento fue conocido como la Questão Coimbrã (Cuestión de Coimbra), lo que eventualmente llevó a su descrédito popular.
Frente a la visión idealizada de la naturaleza y la intensa emotividad del romanticismo, que era la percepción que Pinheiro Chagas tenía de lo que debía ser el arte, realistas como Eça de Queiroz, otro destacado escritor portugués, veían en las obras artísticas una oportunidad importante para criticar a la sociedad y una plataforma para el cambio social. De este modo, el realismo representó en gran medida una oposición al romanticismo.
Durante este conflicto, Eça de Queiroz caricaturizó fuertemente a Pinheiro Chagas, refiriéndose a él como "brigadier Chagas de la época de María I", "hombre fatal" y "curiosidad arqueológica" con un "patriotismo ultrarromántico".
Con el tiempo, este conflicto resultó en un desprecio generalizado hacia Pinheiro Chagas, lo que distorsionó su imagen ante la opinión pública.
Sin embargo, sus partidarios lograron proponer un monumento para honrar a una persona que nos legó grandes obras de arte, pero que desafortunadamente fue denigrada debido a los cambios en la corriente artística de la época, casi convirtiéndolo en una figura completamente olvidada.
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